29/12/13

Los jabalíes arrasan la inmensa riqueza micológica de Cortegada

Un paraíso micológico gravemente amenazado por la acción de los jabalíes. Una gran parte de las más de 600 variedades de setas localizadas en la isla de Cortegada, que han hecho de este enclave una referencia indiscutible en Europa, han sido arrasadas en los últimos tiempos por la presencia de estos animales. Los cerdos salvajes cruzan cuando la marea está baja y campan a sus anchas en un espacio en el que resulta imposible controlarlos.
El resultado ha sido demoledor. Un territorio que hasta no hace no mucho era un auténtico vergel micológico luce hoy casi como un erial por la voracidad de los jabalíes. El problema es mayúsculo por la dimensión de lo que en los últimos años se había localizado en la isla.

Y es que en el año 2002, la Asociación Micológica A Cantarela puso en marcha un estudio sobre las variedades de setas en Cortegada que situó la isla en otra dimensión dentro de este campo. Durante estos once años, los estudiosos, que han contado con la colaboración de la dirección del parque nacional de las Illas Atlánticas, han localizado más de 600 clases de setas, algunas casi exclusivas en la Península.

Fernando de la Peña, micólogo y director del estudio de A Cantarela, es concluyente en su valoración: «Cortegada es el enclave micológico más importante de España y uno de los más importantes de Europa». Ramón Encisa, miembro de la asociación vilagarciana y activo impulsor del trabajo de campo, explica en este sentido que algunas de las variedades halladas en la isla son primera cita en Galicia, esto es, fueron descubiertas allí por primera vez. Y son casi exclusivas en España. Como la Favolaschia calocera, una colorida seta procedente de Madagascar que solo se había visto en el pasado en Asturias y que presumiblemente llegó a Cortegada por las descargas de madera africana en el puerto de Vilagarcía.

La isla aúna además peculiaridades como la localización de setas que proceden de ecosistemas muy distintos, algo poco frecuente. Así, por ejemplo, en la cara norte de Cortegada se catalogaron variedades propias de las zonas de alta y media montaña, mientras que en la zona sur aparecieron especies asociadas directamente con el clima mediterráneo.

El escenario ahora es delicado por cuanto la acción recurrente de los cerdos salvajes podría haber generado un mal irreparable. «Los jabalíes hozan en la tierra y dejan al descubierto los micelios -algo así como el sistema nervioso de las setas, garante de su pervivencia-, de forma que mueren por su exposición al sol y el viento», explica Fernando de la Peña.

El problema es que no resulta fácil controlar la presencia de jabalíes en la isla, un asunto que incluso ha traído de cabeza a más de un parquista de Carril porque los animales han incorporado a su menú almejas que se cultivan en los viveros más próximos a Cortegada.

FUENTE: LA VOZ DE GALICIA